Convulsionar desnuda al ritmo del bajo es parte del ritual que evoca los instintos salvajes del hedonismo, su cuerpo se deja llevar por las notas que algún esquizofrénico entona junto a la botella de brandy.
Al maníaco le hierve la sangre. ansiedad perturbación sed. Se acerca y le lame el ombligo, su nariz se desliza por el abdomen intentando atrapar olorcitos perdidos.
Sus uñas mordidas y a medio pintar de rojo intenso se clavan en el rostro del amante, lo acercan lentamente a su sexo. húmedo cálido palpitante. Flor abierta a la noche, fluidos que navegan en su boca.
A ella no le queda más que rendirse ante su enemigo que la arroja a la soledad compartida de los amores prohibidos.
Fin del carnaval: el sol VERDE atraviesa el cristal roto. La escena final revela un crimen. Él yace moribundo sobre un cuerpos extasiado. se ha alimentado del vacío abajo del esternón (ella y sus amores intestinales) y del corazón sólo por si el mito es cierto.
HACER EL AMOR ES UN JUEGO SUICIDA
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